Cancún, el paraíso de México, se consideraba antes una zona relativamente segura. Entonces, hace diez años, comenzaron las luchas territoriales entre bandas de narcotraficantes hostiles. Sin embargo, tenían lugar en los clubes nocturnos o en los barrios obreros de las afueras de Cancún. Las víctimas eran en su mayoría jóvenes mexicanos. Ahora, los robos y tiroteos también se producen a plena luz del día en hoteles de lujo, en la playa y en bares y discotecas frecuentados por extranjeros.
Esto es una mala noticia para el sector turístico, que ya ha sido duramente golpeado por el coronavirus. Sin embargo, para los expertos son aún más inquietantes los indicios de que la mafia internacional ha puesto aparentemente sus ojos en la costa caribeña de México como plataforma de operaciones.
El último indicio de ello fue un tiroteo ocurrido hace unos días en un hotel de lujo de la Riviera Maya. Dos canadienses murieron y una mujer resultó herida. El tiroteo se produjo a mediodía en la piscina del hotel y provocó el pánico. Los dos muertos, como se supo rápidamente, eran delincuentes buscados internacionalmente, implicados en el tráfico de drogas y armas y en el blanqueo de dinero.
Según los medios de comunicación, los dos trabajaban por cuenta del jefe de la mafia vietnamita Cong Dinh, que tiene su principal base de operaciones en Estados Unidos y Canadá. Parecía un ajuste de cuentas en el entorno: El asesino se había registrado como huésped con una identidad falsa y luego huyó a la selva que rodea el hotel.
"El Caribe se ha convertido en un destino atractivo para los delincuentes internacionales", escribe el experto en mafia Eduardo Guerrero en el periódico El Financiero. "La combinación de playas, bares y controles migratorios laxos ha contribuido a ello". Falko Ernst, del International Crisis Group, está de acuerdo: "Cancún y la Riviera Maya son un imán para los intereses criminales porque allí circula mucho dinero. El Caribe es también una importante plataforma para el tráfico internacional de drogas".
Y también es una salida lucrativa para los cárteles: de los 45 millones de turistas que visitaban México anualmente antes de la pandemia, el 40% acababa en Cancún. Las playas son especialmente populares entre los jóvenes turistas de fiesta que consumen mucho alcohol y drogas.
El jefe de la mafia internacional más conocido detenido en Cancún el año pasado fue el rumano Florian Tudor. Su banda estaba especializada en la clonación de tarjetas de crédito. "Pero hay otras bandas de Europa del Este y Rusia", dice Guerrero, que trabajó para la inteligencia mexicana. Las tríadas chinas también se dedican a la piratería de productos en México, al contrabando de madera y animales exóticos, productos mineros y precursores químicos.
La mafia mexicana está cada vez más fragmentada
Hasta ahora, gran parte de este negocio criminal sigue siendo paralelo al negocio de la droga y la protección de los grupos mexicanos. Pero Eduardo Guerrero teme que "las células internacionales puedan ofrecer sus servicios y contactos a los delincuentes mexicanos, especialmente en el lavado de dinero, el narcotráfico, el tráfico de armas y la trata de personas".
La mafia mexicana se ha fragmentado cada vez más en los últimos años. "Los principales cárteles de la droga, como el Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, operan en la región. Además de numerosos delincuentes locales", afirma Falko Ernst, de Crisis Group México.
Esta mezcla, un tanto confusa, está provocando cada vez más conflictos en el mundo del crimen. Que culminaron, por ejemplo, en noviembre con un tiroteo en un hotel de Puerto Morelos. En el pequeño y tranquilo pueblo de pescadores, los huéspedes al parecer habían pedido a los empleados del hotel consejos sobre cómo comprar cocaína. Hicieron algunas llamadas, pero, según los investigadores, estaban mal coordinadas: Como resultado, dos cárteles diferentes llegaron al hotel al mismo tiempo, lo que condujo al tiroteo en el que murieron dos traficantes.
El gobierno no puede detener la corrupción
Según Ernst, el hecho de que la violencia haya aumentado también tiene que ver con una "falta de estrategia por parte del gobierno". Es cierto que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió un contingente de Guardias Nacionales a la región antes de Navidad. "Pero no hay una estrategia coherente para secar el pantano entre el Estado y los criminales y para combatir la corrupción", dice Ernst.
Guerrero tiene la esperanza de que la presión masiva del sector turístico obligue a los políticos a actuar. El turismo representa casi el 9% del producto interior bruto. Hay ejemplos positivos de ello en la ciudad industrial de Monterrey, por ejemplo, donde la acción concertada de políticos, empresarios y varias agencias de inteligencia internacionales ha logrado hacer retroceder a la mafia.
También hay ejemplos negativos, como el de Acapulco, que ha perdido su imagen de bastión turístico. En general, el país está actualmente en marcha atrás en materia de seguridad pública. Cada vez son más los nuevos destinos turísticos populares que siguen la estela de la mafia.
