Los franceses se volvieron realmente "locos" durante sus últimas vacaciones de verano, para el gran beneficio de Francia. Como resultado del desconfinamiento, el aumento de las ganas de salir, y del ahorro acumulado por la restricción del consumo, su gasto turístico con tarjeta bancaria en Francia no solo superó el nivel del año pasado, sino también el de 2019.
Según el Insee, que entregó la semana pasada sus primeros datos de la temporada de verano en el marco de un examen general de la economía francesa, el importe de las transacciones con tarjeta de crédito ha aumentado un 23% en los alojamientos, tanto en julio como en agosto. En cuanto al sector de los restaurantes, durante mucho tiempo paralizado u obligado a reducir su actividad, su nivel aumentó más de un 15% en julio en comparación con el mismo mes de 2019, situándose el aumento por debajo del 10% en agosto.
Pase sanitario
El Instituto Nacional de Estadística, que no precisa el monto del gasto en euros, destaca el impacto de la puesta en marcha del bono sanitario. Este último parece haber pesado también en el consumo de ocio, como han señalado los operadores: el aumento del gasto superó el 10% en julio, pero sólo se acercó a esta marca el mes siguiente. Aunque la agencia no aborda la cuestión, el clima también puede haber afectado a la actividad tanto de los lugares de ocio como de los restaurantes.
Sin embargo, el exceso de turismo este verano remite a otro tema: los franceses han apostado mucho por Francia como destino, en un contexto de crisis sanitaria mundial y de múltiples restricciones persistentes a los viajes al extranjero.
El número de pernoctaciones de julio alcanzó los 123 millones, frente a los 112 millones de julio de 2019 y los 117 millones del año pasado, según el Insee. Y a diferencia de julio de 2020, este turismo interno benefició principalmente a los hoteles, campings y otros alojamientos, superando el nivel de hace dos años con un total de 60,7 millones de pernoctaciones, 9,2 millones más que en julio de 2019. Los niveles de alojamiento al margen del mercado (segundas residencias, casas de familiares o amigos...), por su parte, volvieron a su nivel de julio de 2019.
Récord de pernoctaciones desde julio de 2011
Los datos también confirman que el negocio hotelero se vio impulsado en julio por el aumento de la ocupación de los franceses, mientras que la de los extranjeros estuvo en retroceso. A nivel global, la ocupación se situó en el 81% de su nivel de julio de 2019, 16 puntos más que en julio de 2020. Con un total de 14,8 millones, el número de pernoctaciones registradas por los turistas residentes es el más alto desde julio de 2011, señala el instituto.
Por el contrario, los visitantes extranjeros cayeron un 57% en comparación con julio de 2019, con un total de 4,1 millones de pernoctaciones. El aumento con respecto a julio de 2020 se debe únicamente a ciertos clientes europeos cercanos (excluyendo a los británicos), la desafección de los clientes extranjeros lejanos (americanos, asiáticos...) ha afectado especialmente a La Isla de Francia y París. A la espera de los resultados completos de la última temporada turística de verano en noviembre. Los datos confirman que la capital no se ha beneficiado, a diferencia del resto de Francia, del efecto amortiguador de un excedente de consumo interno.