El principal daño causado por el coronavirus ha sido definitivamente su terrible mortalidad, con casi 1,8 millones de víctimas en todo el mundo a finales de 2020. Pero al mismo tiempo, la pandemia ha provocado crisis sanitarias, económicas y sociales sin precedentes a nivel mundial. Muchos aspectos del funcionamiento estructural del mundo se han visto interrumpidos y, aunque por diversas razones el archipiélago japonés fue uno de los países menos afectados por el COVID-19, viajar a Japón es simplemente imposible desde finales de marzo de 2020, y esto seguirá siendo así por varios meses más en el 2021.
El turismo en Japón ha sufrido mucho a pesar de las campañas de incentivos nacionales. Las estadísticas de la Oficina Nacional de Turismo de Japón muestran una sorprendente caída en el número de visitantes extranjeros desde febrero, cuando los chinos ya luchaban contra la pandemia antes que el resto del mundo. Inclusive de abril a septiembre, donde se vio el pico de los confinamientos mundiales y con el rigor del cierre de las fronteras japonesas, se produjo una caída de más del 99% de visitantes a Japón provenientes del extranjero, y aún en noviembre seguía siendo un 97%.
Las cifras del 2020 predicen una caída del 87,5%. En comparación, la crisis financiera de 2009 solo había provocado que el turismo en Japón se tambaleara apenas un 20%, mientras que el accidente de Fukushima en 2011 ocasionó una caída de más de un tercio en comparación con el año anterior.
Desafortunadamente, es probable que las actividades turísticas no se recuperen tan rápido como lo hicieron en las dos crisis anteriores. Se espera que el 2021 sea mucho más bajo con respecto a las cifras de turismo del 2019 debido al nuevo brote registrado a principios de año.
La nueva cepa británica del COVID-19 llegó a Japón a mediados de diciembre por parte de japoneses que regresaron del Reino Unido. El retraso de la vacuna japonesa, vinculada a las pruebas internas durante su tercera fase, que en el mejor de los casos no se espera que comience sino hasta finales de febrero, también está complicando la recuperación del turismo. El verdadero aliento solo llegaría en 2022, gracias a la dimensión de afinidad del destino y su control sanitario, y solo se haría efectivo a partir de ese momento.
Aunque no hay precedentes en la gravedad de esta crisis, la pandemia no ha afectado a todas las industrias de la misma manera. Las “pequeñas” empresas han sido las más afectadas, con más de 400 quiebras ocasionadas por el COVID-19 desde principios de agosto. En Japón, 9 millones de personas trabajan en la industria turística, y un total de 2.800 personas han perdido su trabajo durante 2020. Las estadísticas revelan que entre abril y septiembre la industria perdió unos 615 millones de euros.